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PRESENTACIÓN
ISBN 978-956-402-318-2
El trabajo de investigación que se presenta, pretende generar un espacio de reflexión que contribuya al fortalecimiento de la memoria, a través de elementos que han formado parte de la historia y de la vida cotidiana de la comunidad de Chaitén, previo y posterior a mayo de 2008.
Se ha utilizado una combinación metodológica que consideró una visita a terreno, en septiembre de 2017, entrevistas y conversaciones con representantes de comunidades portadoras, registro fotográfico e investigación bibliográfica posterior a la visita. Se han utilizado fuentes primarias y secundarias.
Para materializar la investigación hemos contado con la colaboración de habitantes de Chaitén, y también de la isla de Quinchao: doña Angela Alvarado, Zenaida Alvarado, Inelia Alvarado y María Edith Paredes, chilotas nacidas en la localidad de Palqui, provincia de Chiloé, quienes cuentan con el conocimiento adquirido de generación en generación sobre el uso de materiales constructivos en el archipiélago; también hemos contado con los valiosos aportes de don José Gallardo Mancilla; don José, nacido en la X región, se ha dedicado a trabajar como maestro carpintero desde hace más de 20 años, construyendo casas, fogones, muebles y tejuelas en distintos lugares de la región, incluido Chaitén. Agradecemos también el valioso aporte de Pablo Espinoza Uyevich, arquitecto especialista en vivienda social que ha contribuido a profundizar el conocimiento arquitectónico de algunos inmuebles observados en Chaitén, a partir de las fotografías documentadas.
La investigación Memorias de un Pueblo Olvidado: Chaitén, es propiedad de su autora, Orietta Grendi y no podrá ser utilizado sin su consentimiento.
No está permitido la divulgación parcial o total de esta investigación teórico-fotográfico en ningún medio que tenga fines de lucro.
¿Qué es Chaitén?
Si pudiéramos definir en 10 líneas – utilizando una visión literal ante esta pregunta – diríamos que es una ciudad ubicada en el sur de Chile, que es capital de la provincia de Palena, región de Los Lagos; que los primeros pobladores que llegaron al territorio (denominados «colonos») lo hicieron de manera espontánea y no como resultado de una política de estado; que, debido a la estratégica ubicación geográfica de la localidad, fue fundada el año 1933, durante el gobierno de Arturo Alessandri Palma.
El año 2008, la ciudad fue clausurada producto de la erupción del volcán Chaitén; la ceniza y el posterior desborde del río Blanco trajo como consecuencia aluviones y barro, dividiendo la ciudad en dos. Los habitantes (chaiteninos) fueron evacuados, debiendo migrar a distintas localidades del país, recibiendo como nueva denominación – desde el gobierno de Chile – la de Desplazados de Chaitén; sin embargo, tres años después y a pesar de la clausura, se inició el proceso de repoblamiento y reconstrucción de la ciudad.
Quinchao, Achao, Chaitén/Memoria Chilota
Antes de ser capital provincial, Chaitén fue un pueblo chilote conectado con otras islas a través del maritorio. Los primeros habitantes, a los que denominaremos Pioneros, llegaron a fines de 1800 provenientes de otras islas del archipiélago. Se diferenciaban de los colonos en que estos últimos llegaron- en su mayoría – desde Europa y/o desde la capital de Chile (Santiago) con el objetivo de conquistar territorios e imponer sus costumbres. La localidad formaba parte de la comuna de Quinchao, provincia de Chiloé, siendo el centro administrativo de la provincia la ciudad de Achao, donde se encontraba la información y registro de Bienes Raíces.
Casi cien años después, entre los años 1974 -1976, durante la Dictadura Militar chilena, se materializó la regionalización del país. Producto de la necesidad de fortalecer la soberanía en las zonas más aisladas y limítrofes, Chaitén dejó de ser parte de la provincia de Chiloé y pasó a ser capital de la provincia de Palena.
Desconocemos cuales fueron las medidas que tomaron las autoridades de la época para mitigar el impacto social y cultural que pudo haber significado para sus habitantes dejar de pertenecer a su comunidad de origen (en este caso la provincia de Chiloé), para pasar a ser protagonista administrativo (capital) de una nueva provincia.
Suponemos que la urbanización de los caminos, la construcción de carreteras y la llegada de los transbordadores transformaron a Chaitén y fortalecieron su rol de ciudad-puente entre la Patagonia y el norte de Chile; sin embargo, la vida cotidiana siguió vinculándolos a Achao y su pasado chilote, ya que en términos geográficos, históricos, y económicos, se seguían relacionando con sus antiguos vecinos, a través de las lanchas y los botes, como medio de transporte y puntos de encuentro social.
El año 2001, un incendio destruyó el edificio del Conservador de Bienes Raíces de Achao, 7 años más tarde ocurrió la catástrofe del volcán Chaitén, razón por la cual muchos de los títulos de dominio nunca pudieron ser regularizados y menos reinscritos a nombre de los pioneros. Así como no fue posible acreditar la pertenencia de las tierras, hay otros detalles, tal vez más pequeños, que dan cuenta de la precariedad de políticas de protección patrimonial y de identidad por parte del Estado de Chile, a la que se han visto enfrentados los chaiteninos. Por ejemplo, para materializar esta publicación, no fue posible encontrar información fidedigna sobre el significado de los nombres de estas tres localidades chilotas. Al parecer los nombres Quinchao y Achao pertenecerían a la lengua Veliche y Chaitén sería nombre de origen Wuilliche. De acuerdo con estudios realizados por el investigador, de origen chilote, don Pedro J. Barriento Díaz, el año 1567 ya se conocía de la existencia de las localidades Quinchao y Achao, sin embargo el autor señala en su libro Historia de Chiloé:
“Es lamentable que casi todos los pueblos de Chiloé establecidos en aquella etapa de la colonización española carezcan de historia propiamente tal. Faltan los documentos pertinentes: actas, diarios, crónicas, cartas, escrituras, etc. Los autores que quisieran hacer revivir el pasado isleño, tropezarían con este serio obstáculo, ya que las páginas referentes a las costumbres, a las ocupaciones de los habitantes quedaron en blanco o poco menos. Parece que a las autoridades ni siquiera se les ocurrió anotar las fechas de mayor importancia.”
A modo de resumen diremos que Chaitén nace como consecuencia del poblamiento indígena y la llegada de pioneros de distintas islas; que luego – a pesar de mantenerse en el mismo lugar geográfico – es “extraída” de su comunidad de origen para formar parte de otra provincia (1976); que se le otorga un nuevo rol al ser denominada capital provincial.
CLAUSURA – PLAN MAESTRO – REFUNDACIÓN
Al ser Chaitén punto obligado de tránsito entre la zona norte y el sur del país, las consecuencias a las que la ciudad se vio expuesta – producto de la erupción del volcán y desborde del río Blanco – generaron repercusiones a nivel interregional, nacional e internacional, pero – y quizás lo más importante – afectó al segmento más particular: la comunidad local y su memoria cotidiana.
El año 2008 la ciudad es clausurada, a partir de ese momento a sus habitantes se las llama los Desplazados de Chaitén (denominación utilizada tanto por la prensa como también por las autoridades nacionales).
El riesgo a nuevas catástrofes y el peligro sanitario, producto de los residuos químicos que quedaron en el ambiente, llevaron a las autoridades a decidir, el año 2009, que la ciudad de Chaitén sería re-fundada en un espacio físico distinto al anterior, sería Santa Bárbara donde se reinstalaría la capital provincial.
El año 2009, durante el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), trabajó en la elaboración del Plan Maestro para la Construcción de la Nueva Chaitén (en adelante Plan Maestro), el que contó con la participación de un 5% de la población original de la antigua ciudad, la cual tuvo como rol opinar sobre las propuestas presentadas por los expertos y asesores de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En Plan Maestro se señala como una de las tareas prioritarias mencionadas por los pobladores, la necesidad de preservar la “identidad de la ciudad de Chaitén” y el respeto a las condiciones que poseía anteriormente. El documento permitió determinar el marco estratégico para la planificación de la nueva ciudad, con el propósito de «lograr sustentabilidad económica, ambiental y social para el desarrollo futuro”; sin embargo, ninguno de los 6 principales objetivos (mencionados a continuación) consideraba hacerse cargo de la memoria material, simbólica y/o inmaterial. A diferencia del poblamiento espontáneo de Chaitén, a fines del siglo XIX, esta vez la re-fundación era organizada por instituciones gubernamentales y asesores profesionales externos.
Objetivos presentados en el Plan Maestro
- Planificar a largo plazo el desarrollo urbano sustentable de la capital de la provincia de Palena.
- Facilitar un desarrollo económico sostenible en el tiempo, capaz de distribuir sus beneficios en forma equitativa.
- Establecer una imagen urbana de gran atractivo e identidad, que integre el paisaje y la geografía a la estructura de la ciudad
- Fortalecer la identidad e integración social a través de la participación y empoderamiento de la ciudadanía en la planificación, construcción y gestión de la ciudad.
- Construir una ciudad a partir de barrios integrados y sustentables con identidad propia.
- Integrar elementos que faciliten el uso de energías renovables, manejo sustentable de infraestructura y reducción de emisiones y residuos.
Se desconoce cuál fue el trabajo de contención que se pueda haber realizado en los distintos territorios a los que migraron los Desplazados de Chaitén y por lo tanto no nos es posible dimensionar las condiciones en que se realizaron los encuentros, conversatorios y/o talleres para la materialización del Plan Maestro. Entendemos, que existió un trabajo organizado en beneficio de la comunidad chaitenina, que incorporó a psicólogos, psicólogas, sociólogas, sociólogos, trabajadores sociales, pero en el documento Plan Maestro no se menciona si hubo o no trabajo conjunto con áreas disciplinarias de la Ciencias Sociales. Suponemos que existió, suponemos también que las convocatorias facilitaron no sólo una participación empoderada (en cuanto a número) sino que también facilitaron el aporte cualitativo de los desplazados en las iniciativas planteadas para el diseño del Plan Maestro.
Es a partir de ese documento que se propone potenciar el desarrollo turístico de la ciudad, como “puerta de entrada a la Patagonia” y aprovechar el parque Pumalín, los volcanes, ríos y lagos como atractivo turístico.
No fue posible encontrar en el documento Plan Maestro mención a verbos y/o desafíos tales como “recuperar”, “rescatar”, “salvaguardar” algún elemento, característica, conocimiento adquirido durante los años de existencia territorial, urbana y/o inmaterial de Chaitén, previo al 1 de mayo de 2008. La re-fundación no consideraba esas tareas y aun cuando el territorio físico anterior no sería habitado, deducimos que seguiría siendo visitado y/o transitado, por ser paso obligado para conectar el norte y el sur más austral. Por otra parte, a través del Plan Maestro, el MINVU realizaba una invitación abierta a prácticamente todos los ministerios a sumarse al nuevo desafío.
El Plan Maestro presentó una propuesta de priorización y en ese contexto los Espacios de Memoria, tales como Museo y Biblioteca, se mencionaban como prioridad 3 en escala de 1 a 3 la máxima prioridad, la más urgente era 1, tales como Iglesia Católica o Iglesia Evangélica, 3 era la de menor relevancia.
¿Qué pasó con los Desplazados de Chaitén que participaron de las Consultas Ciudadanas? ¿Se quedaron soñando la construcción de una nueva ciudad? ¿Quiénes fueron en la práctica los que regresaron para la re-fundación de Chaitén? Estas son interrogantes que hoy no podemos responder, pero que abren las puertas a futuras reflexiones que – esperamos – ayuden a dimensionar el impacto de los estudios profesionales y la realidad social.
Dentro de las acciones tomadas, el Estado ofreció comprar las propiedades a los Desplazados de Chaitén, así los bienes raíces pasaron a ser parte del fisco. Esta acción más allá de lo económico significó – seguramente para muchos y muchas – el cierre de una etapa y la migración e inicio de una nueva vida en otro lugar físico (desarraigo).
Un ejemplo de las acciones realizadas es la ocurrida el año 2008, cuando el intendente de la Región de Los Lagos, señor Sergio Galilea entregó las primeras casas de subsidios habitacionales. La prensa publicó que el beneficio iba dirigido a los «desplazados de Chaitén», en Puerto Montt:
En abril de 2011, el Presidente de la República Sebastián Piñera, anunció la ejecución del Plan Chaitén, en el sector norte del territorio original. A partir de ese momento, el Estado ofrece vender los mismos terrenos adquiridos, priorizando a los antiguos expropietarios.
A modo de resumen diremos que: posterior a la catástrofe 2008, las autoridades de la época llegaron a la conclusión de que el territorio donde se emplazaba Chaitén era inhabitable, y, por este motivo los habitantes de la ciudad fueron expulsados de su territorio; producto de ello, dejaron de llamarse «chaiteninos» para adquirir una nueva denominación: Desplazados de Chaitén. Luego, el gobierno definió que la refundación de la ciudad se realizaría en otro lugar geográfico, denominado Santa Bárbara; se convocó la participación ciudadana para la elaboración del Plan Maestro que contó con la participación del 5% de la población (los chaiteninos estaban repartidos en distintas provincias de la región de Los Lagos y en otras regiones del país). Producto de ambas decisiones (expulsar y cambiar la ciudad de lugar) muchos habitantes vendieron sus tierras y se radicaron en otros lugares de Chile, sin contar a aquellos que no pudieron regularizar sus papeles de dominio, producto del incendio mencionado anteriormente. Finalmente, las autoridades decidieron refundar la ciudad en el sector norte del territorio original, previo a la catástrofe.
Antecedentes demográficos
Población total Censo 2002 y Censo 2017
Unidad Territorial | Censo 2002 | Censo 2017 | Variación (%) |
Comuna de Chaitén | 7.182 | 5.071 | -29,39 |
Región de Los Lagos | 716.739 | 828.708 | 15,62 |
País | 15.116.435 | 17.574.003 | 16,26 |
Población por grupos de edad, años 2002 y 2017
Grupo de Edad | 2002 | 2017 | Distribución por Grupos de Edad Censo 2017 |
Comuna | Región | País | |
0 a 14 | 1.959 | 883 | 17,41 |
15 a 29 | 1.832 | 963 | 18,99 |
30 a 44 | 1.660 | 1.296 | 25,56 |
45 a 64 | 1.285 | 1.428 | 28,16 |
65 o más | 446 | 501 | 9,88 |
Total | 7.182 | 5.071 | 100 |
RECORRIDO POR CHAITÉN
En septiembre de 2017, a casi 10 años de la erupción del volcán, tuvimos la posibilidad de visitar Chaitén y documentar, a través de registro fotográfico, algunos elementos y bienes tangibles, culturales, naturales, materiales, simbólicos e inmateriales, de retazos y elementos que habían logrado sobrevivir- a modo de testigos – de la muerte y migración de un pueblo; obteniendo con ello la posibilidad de re-construir en el imaginario parte de las memorias cotidianas de lo que había sido Chaitén a mayo de 2008, y de aquellas características que formaron parte de la identidad de una comunidad que ya no existe.
Viajamos por el maritorio desde Quellón. A nuestra llegada fuimos recibidos por paisajes diversos, en los que aparecían – como imágenes de una postal – algunas casas recién pintadas, calles muy anchas y limpias, acequias de piedra y madera nativa, jóvenes canelos abrazados por una naturaleza exuberante que miraba hacia el Mar Interior. Nuestro primer impulso fue saber dónde estaba el volcán Chaitén, es por esto que empezamos a caminar buscando distinguir entre los cerros el cráter, pero no lo divisábamos. Fue durante esa búsqueda que nos encontramos con la señora Yolita, perteneciente a una de las familias fundadoras, quien según nos relató era nacida y criada en Chaitén. Ella nos mostró una pequeña cumbre cerca de nosotros que expelía una fumarola constante: era el volcán. La señora Yolita nos relató que antes de la erupción casi nadie sabía dónde estaba el volcán Chaitén, conocían su nombre, pero nada más.
Recuerdos del volcán
De acuerdo con el relato de la señora Yolita, previo a la gran erupción del volcán, del cielo llovía ceniza; el pueblo entero se cubrió gris y blanco. No se distinguía la mañana de la noche. La población, casi completa fue evacuada y sólo se habían quedado unos pocos hombres, junto a militares y marinos, cuidando las casas y los animales. Uno de ellos era su marido, quien nunca abandonó el territorio.
El año 2008 la prensa, en Santiago de Chile, informaba que la evacuación de los habitantes de Chaitén había sido hacia Puerto Montt (distante a 239,7 kilómetros y casi 8 horas de viaje por tierra y por mar), pero lo que la mayoría desconocía, es que varias familias habían migrado a La Junta (a 143.3 kilómetros, a 2 horas de viajes y en ruta terrestre), un lugar mucho más cercano y de fácil acceso por tierra, ubicado al sur de Chaitén. Según los relatos obtenidos, muchas familias dejaron la ciudad, esperando volver. Una de esas familias era la de la señora Yolita. ¿Por qué? ¿A qué? Tal vez, porque para la mayoría de los adultos, los ancianos y sus familias ahí estaba su vida y su historia, su patrimonio y memoria.
Museo de Sitio
Durante la visita encontramos 6 fachadas de casas, casi continuas, llamadas Museo de Sitio. Lo primero que nos llamó la atención fue el letrero, sus colores estaban en una gama distinta a las tonalidades de la pintura de los inmuebles, de la madera de alerce, de mañío y de ciprés (estos tres árboles son nativos) que observamos en la panorámica general. No fue posible entrar o encontrar alguna persona que trabajara ahí o que nos diera información, sólo encontramos una pequeña leyenda que señalaba que el museo de sitio a una fundación. La malla de piedra (para contención y prevención ante catástrofes) impedía acceder al espacio denominado Museo de Sitio, y de acuerdo con lo observado desde afuera, las casas estaban vacías, sin muebles. Por otra parte, no había información que permitiera conocer algún detalle de su historia o de quienes habían sido sus dueños y/o si éstas habían sido intervenidas por el Museo. El espacio se observaba limpio y rodeado de vegetación. Los restos (de posibles escombros) habían sido borrados o limpiados, tal vez por el tiempo o por los dueños del Museo.
Inicialmente, hubo tres elementos que llamaron nuestra atención:
En primer lugar, el estado en que se encontraban las casas, todas estaban inclinadas hacia adelante, como reverenciando hacia el camino; además daba la impresión de que se apoyaban unas a otras; la vista panorámica nos permitía ver vidrios rotos, casas transformadas en cáscaras vacías.
El segundo elemento, fue un Pehuén (Araucaria araucana, presente en algunas fotografías publicadas en la web, posterior a la erupción), ubicada detrás de una de las casas, de pie, pero de color amarillo y no verde, como es costumbre observar en el sur de Chile. La altura estimada del árbol (4 metros, aproximadamente) nos permite afirmar que su edad superaba los 40 años. Suponemos que el cambio de color es una de las consecuencias de la ceniza del volcán. Nos llamó la atención que siendo considerablemente de menor volumen que las casas, él seguí en pie.
El tercer elemento fue la maquinaria pesada ubicada detrás de una de las casas con tejuelas. Su posición física dentro del espacio era tal vez un símbolo o síntesis del diálogo entre el progreso y los detalles de memoria histórica marginal, que desarrollamos a continuación.
Detalles observados del Museo de Sitio
A continuación, presentamos descripción de algunos elementos observados en las fotografías que forman parte de este trabajo, esperando con ello complementar el aprendizaje sobre la memoria histórica. El principal objetivo es aportar, a partir de la descripción de detalles, al conocimiento de los elementos y características constructivas presentes en las casas del Museo de Sitio, en su relación con el habitar cotidiano de los antiguos chaiteninos, en su dimensión de elementos y símbolos del patrimonio marginal.
Hemos seleccionado tres fachadas del conjunto habitacional. A cada casa se le asignó un número para identificarla, ya que no contamos con el nombre de la familia a la que perteneció. CASA N°1, CASA N°2 y CASA N°178.
Los esquemas de cada uno de los inmuebles fueron realizados por el arquitecto Pablo Espinoza Uyevic, quien tuvo como principal desafío, descubrir y describir la arquitectura chilota desde la mirada urbana y dialogante generada a partir del aporte de los colaboradores chilotes.
CASA N°
Análisis de inmuebles realizado con la colaboración de don José Gallardo, Ángela Alvarado, Inelia Alvarado y Zenaida Alvarado (chilotes).
Descripción general. Inmueble de dos pisos con rasgos predominantes de arquitectura y materialidad chilota.
Muros. Forrados con tejuelas en madera de alerce, de color natural, presumiblemente hechas a mano.
El trabajo de tejuelas es una característica de la arquitectura chilota. Las tejuelas se hacían a mano y se instalaban una a una.
El alerce es el árbol nativo más alto del cono sur de América, posible de encontrar en el extremo sur de Chile. Resiste la humedad, su color se mantiene en el tiempo, es una madera dúctil para trabajar y moldear.
Don José Gallardo señala que el mañío, el ciprés y el alerce eran árboles que abundaban en Chaitén y se utilizaban en la construcción de casas, botes y lanchas.
A partir de la imagen, podemos deducir que parte de los muros traseros fueron dañados, al igual que los vidrios de las ventanas.
Ventanas. Amplios marcos, ventanas pequeñas, molduras de madera.
De acuerdo con lo señalado por la señora Zenaida una de las características de la arquitectura chilota es la existencia de amplios marcos de ventanas de maderas para iluminar el interior (uno de los principales motivos es que la luz eléctrica llegó después de la segunda mitad del siglo XX), conformados por pequeñas ventanas. Según el relato de los entrevistados, el motivo del diseño se debe a que antiguamente los vidrios eran delgados, razón por la cual si se hacía de grandes dimensiones era poca la durabilidad. Se presume que, dada la antigüedad estimada de la casa, los vidrios habrían sido instalados y pegados con masilla. La masilla se fabricaba con tiza blanca y linaza siccátizado.
Techo. Se observan 2 plantas y la existencia de al menos 2 materiales: madera en color natural y planchas de zinc pintadas de rojo. Se presume que las planchas deberían ser al menos de 0,5 mm, ya que están casi integras, sin mayores daños aparentes.
En uno de los extremos de la techumbre se ven 6 o 7 palos de madera puesto en sentido horizontal, manteniendo entre si la misma distancia; se infiere que cumplían la función de peldaños para escalarlo, producto de la pendiente.
De acuerdo con lo señalado por la señora Angela y por don José, en el techo del segundo piso se pueden ver maderas en posición horizontal, presumiblemente de ciprés, a la que se les da el nombre de “cintas”. Las cintas, se instalaban de forma tupida porque era el soporte de las tejuelas. Es por esto por lo que podemos deducir que anterior al zinc pintado de color rojo, el techo estaba forrado con tejuelas de alerce.
El ciprés tiene como principales características ser madera de color blanco y ser muy resistente al frío y la humedad.
Caño de una estufa. En Chiloé “estufa” se denomina a la cocina a leña, que se instala en el sector de la habitación llamada cocina. Habitualmente, rodeando al objeto (estufa) hay al menos una banca que se utiliza como espacio para la convivencia social de los habitantes de la casa y/o de los visitantes.
La posición del caño, con relación a la casa observada, nos hace suponer que en ese lugar habría estado la cocina de la casa chilota.
CASA N°2
Descripción general. Inmueble de dos pisos
Muros. En el primer piso, por el costado, se observan tejuelas de corte irregular, de confección más sencilla que las de la casa n° 1, posiblemente fueron hechas con hacha y no con moldura Se desconoce de que madera, se presume que de alerce.
Junto a lo que habría sido la puerta de entrada, se observa un medidor de luz eléctrica, que funcionaba con tapones.
Ventanas. Se observa sobre ellas aleros. Su principal función es la de proteger las ventanas de los posibles daños de la lluvia. Es un elemento presente en la arquitectura chilota.
Techos. Presencia de vigas de madera y cubierta de zinc.
CASA N°178
Descripción. Esta construcción es la única que nos permite reconocer el número de la propiedad (178), es por esto que usamos esta información para referirnos a ella.
Muros. Madera.
Ventana. Se observan dos ventanas amplias, en una de ellas, al costado, una cortina.
Techo. Se sostiene por pilares de madera, presumiblemente mañío. Los pilares, junto a la prolongación del techo de zinc forman un espacio llamado “corredor”, el que cumple como principal función proteger de la lluvia.
Detalle. Poste de madera, que se utilizaba para transportar electricidad.
Detalle, detrás de una de las fachadas que conforman el Museo de Sitio es posible observar la Araucaria araucana.
Reflexiones sobre la metodología de trabajo y sus aproximaciones: Durante el proceso de análisis de las estructuras inmuebles, Pablo Espinoza nos comentaba que casi todos los elementos y características observadas eran conocidas, pero que unos pocos detalles habían requerido de la colaboración de otros profesionales, ya que se constataba la presencia de elementos o soluciones desconocidas por él como profesional, pero que no lo eran para nuestros colaboradores chilotes ya que esos elementos formaban parte del conocimiento mestizo adquirido por la experiencia del hacer y del habitar; por su parte, nuestros colaboradores chilotes, tuvieron la misión de reflexionar sobre características cotidianas en las que no siempre se detienen a pensar, por ejemplo, cuando consultamos por el tamaño de las ventanas se les abrió la posibilidad de recordar la dificultad que significaba para ellos, hace 50 años o más, acceder a alternativas ante la posibilidad de elegir el grosor de un vidrio, o la facilidad para encontrarlos a la venta.
En resumen: Las fotografías presentadas y sus respectivos análisis, reafirman el relato de Teresa Hunneus Alliende, quien en Voces que habitan Chaitén: construyendo a partir de la memoria, señala:
“El diseño de las viviendas surgía de modo espontáneo en la comuna, ya que «se hacían con un papel y listo, por el mismo dueño de la casa» (…) Don Sixto Núñez cuenta: «trabajé en varias casas que diseñé yo mismo. La que tengo es de un piso, pero es fácil hacer la de dos pisos, porque va siguiendo la misma línea. Con mirador es la que tengo. Mirando siempre al mar, las casas siempre se hacen mirando al mar. Nunca para darle la espalda».”
Todas las casas observadas contienen características de arquitectura y materiales constructivos chilotes, gauchos, wiliches, mestizos, europeos y todas miran hacia el mar. Se evidencia libertad a la hora de construir y conocimiento en el uso de los materiales de madera y las funciones asignadas, según necesidad, para asegurar durabilidad en el tiempo.
Más allá del valor turístico o reconocimiento a un posible valor patrimonial de cada una de las casas, se ha hecho necesario realizar la descripción, esperando contribuir al conocimiento de las formas de habitar, antes de mayo de 2008. De acuerdo con lo señalado por el equipo de colaboradores chilotes, cada una de las casas observadas, demostraría una antigüedad no inferior a 50 años.
Haber convocado a la familia chilota y al arquitecto Pablo Espinoza nos planteó el desafío de generar diálogos constructivos que faciliten el aprendizaje sobre Chaitén y sus comunidades. Los resultados obtenidos y presentados nos han dado la oportunidad de reflexionar sobre la historia de un pueblo, a través de sus materialidades, de la libertad y aprendizajes de construir y crear. De fortalecer identidades.
Nuevos restos chilotes
Caminando desde el mar hacia el interior de la ciudad, era posible encontrar otras casas de arquitectura chilota (muchas visiblemente abandonadas), construidas con madera nativa, tejuelas hechas a mano, ventanas que recordaban el mestizaje europeo y nativo, que no formaban parte del Museo de Sitio, y que sin embargo, daban cuenta de una forma de vivir.
En los patios abiertos era posible descubrir restos de construcciones abandonadas, como es el caso de la primera foto, en donde se observa el radier de una casa y un par de escaleras cubiertas por el musgo y la frondosa vegetación.
Llamaba la atención que en muchos árboles, presumiblemente sobrevivientes, había gran cantidad de aves de color negro (tordos) y también zorzales; luz y al mismo tiempo sombra en las copas de los árboles.
Los nuevos vecinos
El Museo del Sitio, más allá de su invaluable valor cultural, contenía también pistas de la nueva realidad de la ciudad: maquinaria sobre los restos de ceniza. Como símbolo concreto del repoblamiento, también era posible encontrar a nuevos vecinos: grúas, horquillas, obreros trabajando a toda máquina; casas nuevas con arquitectura urbana y nuevos materiales constructivos; vecinos-emprendedores, tal vez en busca de una oportunidad que, a partir del turismo (actividad económica impulsada en el Plan Maestro), les abriera nuevas posibilidades de progreso indefinido y desarrollo.
Casa Jardín. Al observar la fotografía de la primera casa distinguimos una arquitectura urbana, tal vez de origen estadounidense, similar a la que se empezó a desarrollar en Chile desde los últimos años del siglo XIX, en la ciudad de Santiago, específicamente, en la comuna de Providencia. Este tipo de arquitectura se diferencia de la fachada contínua, puesto que una de sus principales características es la presencia de patio delantero (antejardín), en el que sólo se aprecia la presencia de césped y un par de arbustos de baja altura, que enmarcan la puerta principal. Se observa la presencia de materiales tales como ladrillo, cemento y rejas de fierro.
La segunda fotografía, aporta otros elementos constructivos: aluminio en las ventanas y estructura de madera de pino. El pino es un árbol introducido a principios de 1900, de origen europeo, rápido crecimiento y bajo costo. Erosiona la tierra.
EL OLVIDO DE LA MEMORIA
La Plaza de Armas
Durante la visita a Chaitén, observamos que la Plaza de Armas de la ciudad estaba en pleno período de reposición (se adjunta fotografía). En el terreno era posible observar unos pocos árboles muy grandes y antiguos que, seguramente, fueron víctimas y testigos de las inundaciones del río Blanco y de la erupción del volcán Chaitén; junto a ellos nos encontramos con tres murales. Desconocíamos a qué correspondían y/o si las faenas de la obra Reposición de la Plaza de Armas contemplaban la recuperación de los murales que se observan al fondo de la segunda fotografía y, si la reposición consideraba o no respetar el diseño de la plaza, anterior a la erupción.
Desconocíamos también, qué función o qué significado habían cumplido para la plaza y la comunidad chaitenina los murales.
Posterior a nuestra visita buscamos información que nos facilitara alguna imagen de la plaza, pre-erupción del volcán Chaitén. Queríamos imaginar, a través de fotografías u otro medio de información, elementos cotidianos de la comunidad. Lo que encontramos fue el documento Diálogo antropológico de la salud con el Chiloé Continental (ahora Palena), del médico e investigador Jaime Ibacache Burgos, fechado en 2004. En él relataba un viaje realizado durante ese período a la ciudad, en el que aportaba detalles sobre la Plaza de Armas:
“Desde la plaza de Chaiten salen olores a pescados fritos y caldillos de congrio. En una esquina se asoman utensilios de notro y bandejas talladas por manos williche. Detrás del mostrador está Soledad, quien vende los utensilios hechos por su wentrü Jorge Huenupan Aroca, hijo de doña Dina Aroca.”
La descripción realizada por Jaime Ibacache nos situó – a través del relato – en un espacio central de la ciudad y de la vida cotidiana de Chaitén, entregándonos elementos desconocidos tal vez, para quien no pertenece la zona, es por esto por lo que incorporamos breves significados de algunas palabras, esperando con ello aportar a la comprensión de quienes no formamos parte de la comunidad chilota:
Notro: Embothrium coccineum. Árbol, especie nativa de Chile, se le encuentra también en Argentina. En Chile se desarrolla en las regiones de Maule, Biobío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén, Magallanes.
Williche: Mapuche que habitan la zona más austral de lo que hoy conocemos como Chile y Argentina.
Mapuche: En documento “Historia Santiago” del Instituto de Historia, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se señala que “las investigaciones realizadas por Tom Dillehay en el ya famoso sitio paleoindio de Monteverde en las cercanías de Puerto Montt, han determinado que su datación basal es de aproximadamente 13.000 años antes del presente lo sitúan como el asentamiento humano más antiguo de Chile (Tagua Tagua bordea los 11.000 años antes del presente), e incluso como uno de los más tempranos del continente americano.”
Wentrü: Hombre de la tierra perteneciente a uno de los asentamientos más tempranos del continente americano.
La sensorialidad presente en el texto (olores, materiales nobles, sabores cotidianos, la presencia viva de habitantes de pueblos originarios) nos permitió también conocer sobre las actividades económicas presentes en y alrededor de la plaza y humanizar la historia de un pueblo vivo.
En el relato de Jaime Ibacache no se hacía mención a los tres murales que habíamos encontrado, entonces, iniciamos la búsqueda de información y descubrimos que correspondía a una obra de Reparación Simbólica Financiadas por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio de Interior y Seguridad Pública, la cual había sido inaugurada el 19 de enero de 2007 en la Plaza de Armas de la capital de la provincia de Palena, en su calidad de Monumento Público, Monumento Memorial de los Detenidos Desaparecidos de la Provincia de Palena.
En la página mencionada se señala lo siguiente con relación a las obras:
“En cada uno de ellos se esculpieron imágenes relacionadas con el dolor de las víctimas de violación de los derechos humanos y de las esperanzas de los pueblos en la conquista de su futuro.”
A pesar de lo específico de la información no se mencionaban nombres, ni mayores características de las personas conmemoradas, fue por este motivo que decidimos buscar información sobre la historia de la Plaza de Armas de Chaitén, a partir de 2007.
Descubrimos que en marzo de 2018 la plaza de Chaitén había sido inaugurada, pero no como una reposición, sino que como una remodelación y, con características de diseño distintas a la imagen presentada en el letrero que fotografiamos en 2017. Lo que más nos llamó la atención fue que al comparar la nueva plaza (considerando la descripción hecha por Ibacache y las fotografías observadas de 2007) el monumento público “Monumento Memorial de los Detenidos Desaparecidos de la Provincia de Palena” no aparecía en su lugar de origen. Tampoco pudimos encontrar noticias sobre el nombre de las personas desaparecidas en dictadura. La develadora descripción realizada por el investigador parecía sólo un sueño.
Pensábamos que tal vez había sido trasladado, guardado, olvidado en algún rincón de la ciudad o del país, tal como sucedió con los Desplazados de Chaitén, pero sabíamos que un memorial no puede ser removido sin autorización. El único dato que conseguimos a septiembre de 2020 fue en una página de Facebook, en la que se mencionaba un acto conmemorativo en la Plaza de Armas, realizado el 11 de ese mes. Encontramos también algunas fotos de Google, donde aparecen sectores de la plaza, incluidos los murales, pero sin mayor explicación.
Fue así, como pocos días antes de publicar este trabajo de investigación, encontramos el memorial: seguía en la Plaza de Chaitén, pero al parecer el anonimato de las víctimas se mantenía. Es por esto que decidimos diseñar una ficha registro de los datos que, consideramos esenciales para el conocimiento y fortalecimiento de la memoria fragmentada de Chaitén y su patrimonio.
Fichas Registro 4 personas detenidas desaparecidas en sector Palena en octubre de 1973, construidas a partir de información obtenida en Museo de los Memoria, Memoria Viva y otras fuentes.
FICHA N° 1 | |
NOMBRE | José Esaú Velásquez Velásquez |
FECHA DE DETENCIÓN | 5 de octubre de 1973 |
EDAD | Se desconoce |
OFICIO | Agricultor |
LUGAR DE DETENCIÓN | Alto de Yungue, Palena/X región (información obtenida en www.memoriaviva.cl o, Sector Lago Yunge, Alto Palena/X región (información obtenida en www.interactivos.museodelamemoria.cl |
ORGANISMO DE DETENCIÓN | Carabineros de Chile |
ANTECEDENTES DESAPARICIÓN | Según la declaración de testigos, fue asesinado en su predio, ubicado a 70 kilómetros de Palena, por miembros de Carabineros. |
OTROS ANTECEDENTES | Estaba casado con Sulema Vargas, tuvo tres hijos (Rubén, José y Francisco). |
SENTENCIA | El año 2009, la Corte Suprema condenó al ex carabinero, Jorje Palm como autor del homicidio, a una pena de 3 años y 1 día. Se le concedió el beneficio de libertad vigilada. |
OBSERVACIONES | A la fecha su cuerpo aún no ha sido encontrado. |
FICHA N°2 | |
NOMBRE | Rubén Alejandro Velásquez Vargas |
FECHA DE DETENCIÓN | 5 de octubre de 1973 |
EDAD | 28 años |
OFICIO | Agricultor |
LUGAR DE DETENCIÓN | Alto de Yungue, Palena/X región (información obtenida en www.memoriaviva.cl o, Sector Lago Yunge, Alto Palena/X región (información obtenida en www.interactivos.museodelamemoria.cl |
ORGANISMO DE DETENCIÓN | Carabineros de Chile |
ANTEDECENTES DESAPARICIÓN | Fue detenido en su domicilio, mientras se encontraba junto a su esposa e hijo de un año. De acuerdo con declaraciones obtenidas la aprehensión la efectuó un grupo de carabineros de Alto Palena, quienes llegaron disparando a la casa de la víctima. |
OTROS ANTECEDENTES | Era hijo de José Esaú Velásquez Velásquez y hermano de José Velásquez Vargas. |
SENTENCIA | El año 2009, los ex carabineros, Juan Hernán Garrido Gutiérrez, Noé Segura Santander y Enrique Belmar Corral, fueron sentenciados a una condena de 3 años y 1 día, por la responsabilidad en el secuestro de Rubén Velásquez. A todos se les concedió libertad vigilada. |
OBSERVACIONES | A la fecha no ha sido encontrado. |
FICHA N°3 | |
NOMBRE | Nelson Nolberto Llanquilef Velásquez |
FECHA DE DETENCIÓN | 8 de octubre de1973 |
EDAD | 25 años |
OFICIO | Obrero |
LUGAR DE DETENCIÓN | Lago Yelcho/ X región |
ORGANISMO DE DETENCIÓN | Carabineros de Chile |
ANTEDECENTES DESAPARICIÓN | De acuerdo información proporcionada por la Comisión de Verdad y Reconciliación, fue acusado de participar de un atentado al retén de Puerto Ramírez. Habría sido ejecutado y su cuerpo lanzado al lago Yelcho, cuando era trasladado a Futaleufú. |
OTROS ANTECEDENTES | |
SENTENCIA | El año 2007, los ex carabineros Hernán Escobar Hinostroza, Víctor del Carmen Retamal Carrasco, Joel Osorio Morales y Desiderio García Vargas fueron sentenciados a una pena de 3 años y 1 día. A todos se les concedió libertad vigilada. |
OBSERVACIONES | A la fecha su cuerpo aún no ha sido encontrado. |
FICHA N°4 | |
NOMBRE | José Velásquez Vargas |
FECHA DE DETENCIÓN | 9 de octubre de 1973 |
EDAD | 24 años |
OFICIO | Empleado de vialidad |
LUGAR DE DETENCIÓN | Alto de Yungue, Palena/X región (información obtenida en www.memoriaviva.cl o, Sector Lago Yunge, Alto Palena/X región (información obtenida en www.interactivos.museodelamemoria.cl |
ORGANISMO DE DETENCIÓN | Carabineros de Chile |
SENTENCIA | El año 2009, los ex carabineros Juan Hernán Garrido Gutiérrez, Noé Segura Santander y Enrique Belmar Corral fueron sentenciados a una condena de 3 años y 1 día por su responsabilidad en el secuestro. A todos se les concedió el beneficio de libertad vigilada. |
ANTEDECENTES DESAPARICIÓN | El mismo día de su detención, Carabineros informó que José sería liberado, cosa que jamás ocurrió. |
OTROS ANTECEDENTES | |
OBSERVACIONES | A la fecha se encuentra desaparecido. |
Y entonces, cuando creemos que hemos encontrado la información que buscábamos, nos damos cuenta de que no, que siguen existiendo olvidos y desprolijidades que hacen más fácil aún olvidar la historia. Un ejemplo claro es que el Lago Yungue, se menciona de distinta manera “Yungue”, “Yunge” en documentos oficiales de la Corte Suprema, de la Corte de Apelaciones, de ONGs vinculadas a la lucha por el respeto a los derechos humanos, lo que hace más difícil encontrar espacialmente lugares rurales, como estos. No sabemos si el lugar existe o no. Desaparece, como es el caso de las cuatro víctimas de Palena.
Después de mucho buscar, encontramos en internet, una reserva privada, que vende terrenos nativos exclusivos (Reserva Neyün) en la que se menciona el lago Yungue, a pocos metros del predio. Seguimos buscando y encontramos algunas imágenes del lago, que no podemos publicar porque son privadas, pero son las únicas. Es por esto por lo que acompañamos este trabajo con la única imagen satelital y pública que pudimos encontrar en Google, la que hemos intervenido para señalar a modo de ruta, ubicando los sectores donde ocurrieron las detenciones y/o asesinatos de las cuatro personas.
¿Existirán recordatorios en cada uno de los lugares en donde se produjeron las detenciones? ¿Es necesario que existan? ¿Los actuales compradores de terrenos saben de la tragedia que se vivió en el sector del Lago Yunge (Yungue), Lago Yelcho o Alto Palena? ¿El aeródromo ubicado en Alto Palena habrá sido el lugar donde se asesinó a don José o a alguno de sus dos hijos?
MEMORIA MARGINAL DE CHAITÉN
¿Qué otros elementos encontramos durante nuestra visita?
Suponíamos que entre 2008 y 2017 habían sido muchos los objetos «rescatados» del olvido o que algún/a turista se habría llevado «tesoros» encontrados entre los escombros. Imaginábamos que las fotografías familiares, los objetos y recuerdos significativos habían migrado junto a sus dueños.
Fue tal vez por eso que nos sorprendimos al descubrir al final del patio de una casa, paneles con restos de lo que suponíamos habría sido una exposición fotográfica. Las imágenes estaban puestas de lado y no era posible ver detalles; nos llamó la atención ver a la intemperie imágenes que suponíamos eran de valor social, histórico, cultural o etnológico sobre Chaitén.
Fotografiamos tomas generales de un panel completo y de un segundo que estaba tapado – parcialmente – por vegetación. A partir del material obtenido hemos recortado imágenes de ambos paneles para que se puedan apreciar con mayor detalle los textos que conforman el registro, así como también a las personas y objetos que aparecen en cada una de ellas.
A continuación, se presenta registro, descripción y análisis de dos de ellas, así como también detalles de otras tres, esperando contribuir al conocimiento de elementos marginales que formaron parte de la comunidad chaiteninas:
Fotografías a analizar
- Título: Doña Luisa Espinoza Gallardo y su hijo Victor Barrientos Espinoza
- Título: Carros Alegóricos de Chaitén.
Doña Luisa Espinoza Gallardo y su hijo Victor Barrientos Espinoza
- Texto observado al pie de la fotografía
“Doña Luisa Espinoza Gallardo y su hijo Victor Barrientos Espinoza
Propietario: Desconocido
1960 aprox
Lugar: Chaitén”
- Descripción de detalles observados en la fotografía
Fotografía a color.
Foto tomada al aire libre, en una planicie rodeada de cerros. Se observa a una mujer peinando a un niño. En la mano derecha tiene la peineta que pasa sobre el pelo, hacia atrás. En su mano izquierda sostiene una pequeña fuente, suponemos que con agua. El niño mira la cámara y la mujer mira el pelo del niño. Ella viste blusa blanca y delantal con estampados. El niño estaría con una chomba cerrada, con dos amarras rodeando el cuello.
Atrás se observa el pico de una Montaña nevada, árboles quemados, cerros y parte de una casa grande y vieja, con un techo muy alto, al parecer está cubierto con tejuela.
- Análisis
¿Qué características observadas nos entregan elementos del patrimonio local? ¿Qué importancia podría tener conocer detalles de los sujetos que aparecen en la fotografía?
Según la información proporcionada por Angela Alvarado, la escena de peinar en el exterior de la casa era parte de la vida cotidiana del habitar en Chiloé, ya que la sala de baño no era como lo conocemos actualmente, era una letrina y, por lo tanto, las actividades de ornamentación personal se realizaban en otros espacios, generalmente fuera de la casa; no había alcantarillado que facilitara contar con agua dentro de la vivienda a través de cañerías; no había luz eléctrica, así es que las habitaciones eran más bien oscuras.
De acuerdo con lo señalado por don José Gallardo, el inmueble que se observa en la fotografía era una casa antigua (la foto está fechada en el año 1960) y hecha a mano. El techo era considerablemente alto ya que al interior de las casas se cocinaba con leña, casi directamente a la tierra.
El espacio exterior observado en la fotografía correspondería a lo que entendemos como “patio de una casa”, de un tamaño considerablemente amplio, si se compara con las casas observadas en el actual Chaitén, y mucho más seco de lo que suponíamos y habíamos observado.
¿Quién fue Luisa Espinoza Gallardo? La descripción de los paneles no entregaba detalles, es por esto por lo que debimos buscar en distintas fuentes y logramos descubrir que la señora Luisa nació el 22 de agosto de 1935, en el apartado valle Espolón, en el sector de Futaleufú. Ella fue la primera pobladora nacida en ese lugar. Falleció el 7 de agosto de 2017 y fue reconocida por su comunidad como “una mujer de esfuerzo, constancia, valor y optimismo para sacar adelante a su familia.”
El niño que aparece delante de ella es identificado como Víctor Barrientos Espinoza, nació el 5 de septiembre de 1960, en la circunscripción de Futaleufú, sector que en esos años era parte del conflicto limítrofe de Chile con Argentina. Es decir, se deduce (por la estatura del niño y su año de nacimiento) que, la fotografía fue tomada entre 1963 y 1967 y no en 1960, como se informa en el panel.
Considerando los datos obtenidos, podemos inferir que el lugar señalado en la fotografía no es Chaitén, sino que Espolón y/o una localidad cercana a Futaleufú. Si la presunción fuese correcta, podríamos afirmar que en el sector de la fotografía no había servicios básicos:
El relato del documento “La Junta, historia el pueblo de encuentro” señala:
“La luz eléctrica llegó hacia 1988. Antes las soluciones para alumbrar las viviendas eran variadas y comunes a la situación que todas las localidades de la región vivieron hasta bien entrado el siglo pasado: uso de vela, candil, chonchones, lámparas petromax, y los más pudientes, grupos electrógenos cuando estuvieron disponibles en el mercado.”
Nota, fue posible encontrar una copia completa de la fotografía, en la página de Facebook Agroturismo Futaleufú, y descubrir detalles de la señora Luisa y de su familia, lo que contribuyó a optimizar el análisis presentado.
Finalmente, nos surge una reflexión sobre la propiedad de la fotografía: ¿Es posible considerar que el dueño es desconocido, cuando al menos uno de los sujetos fotografiados está vivo y ubicable, como es el caso de don Víctor? ¿De quién es la foto? ¿Dónde está la original? ¿La fotografía debería ser considerada como patrimonio de la familia Barrientos Espinoza, Espinoza Gallardo? ¿Es patrimonio de la humanidad?
Carros Alegóricos de Chaitén
Texto observado al pie de la fotografía:
«CARROS ALEGORICOS EN CHAITÉN
En la fotografía Conduce Gastón Montes Oyarzún, reina Mónica Barrientos, abajo Ariel Pavez y Carlos Inostroza Soto
Propietario desconocido
Año aprox. 1975”
Descripción de detalles observados en la fotografía
Fotografía en blanco y negro.
La descripción que acompaña a la fotografía señala la existencia de 4 personas, identificadas con nombre y apellido, sin embargo la posterior observación permite aseverar que hay – al menos – 14 personas en la imagen.
Primer plano/objetos y sujetos:
Un tractor, un bote de madera (se presume de mañio) a remo, un remo, un mástil, todo ornamentado con ramas.
Junto a la parte delantera del tractor hay dos niños, atrás otro niño que cubre su cara con un antifaz (suponemos que hecho de cartulina). Los tres niños visten ropas abrigadas, de lana.
El chofer usa pelo largo, bigotes y ropa abrigada. A diferencia de los demás sujetos fotografiados, éste no mira a la cámara ni posa, ni se observa sonriente. Su labor es ser conductor.
Sobre el bote se observa al menos a 5 personas. En la proa, de pie, está la reina, saludando a la cámara, vestida con un traje largo (de estilo principesco), de tonalidades claras, cubierta por una capa, lleva guantes blancos y largos, lleva el pelo peinado con rizos en la parte delantera de la cara.
Detrás de ella se observan tres personas caracterizadas con detalles de ropa estilo marinero (institucional) con gorra blanca, el que está de pie mira hacia atrás, lleva gorra oscura; un de niños de los que están atrás mira la cámara.
En la popa, hay una mujer sentada, viste chomba de cuello alto, adornado con un largo collar, que contrasta con el color de la ropa (y con todos los detalles observados en otras mujeres de las fotografías presentadas), su pelo peinado, como de peluquería.
Segundo plano/objetos y sujetos:
Un camión sin acoplado, ornamentado con hojas de nalca (árbol nativo de América). Sobre el que se observa en la parte central a una mujer joven, vestida con ropa clara y una cinta cruzada en su parte delantera. La rodean cuatro hombres, todos con gorros estilo marinero, uno de ellos está con antifaz. Las figuras humanas están enmarcadas por una gran guirnalda, suponemos que hecha con ramas.
Paisaje: Atrás se observan cerros y muy cerca de los sujetos fotografiados se aprecia la presencia de abundante vegetación, de grandes dimensiones, suelo de tierra.
Análisis
De acuerdo con la información encontrada en la página Memorias del siglo XX, la celebración de la Fiesta de la Primavera se realizó durante el mes de octubre, en algunas ciudades y pueblos de Chile, desde 1919 hasta 1972; era organizada por las federaciones de estudiantes y tenía como principal objetivo dar la bienvenida a la primavera, a través de “Carros alegóricos, elección de reinas, comparsas y competencias literarias.»
Al consultar a nuestros colaboradores y colaboradoras de Chiloé (Curaco de Vélez, Achao, Palqui), en la zona no hay recuerdos ni registro de actividades de Fiesta de la Primavera, hasta el año 2017. Las únicas celebraciones eran religiosas, se realizaban en un solo día y se dividían en tres partes:
Día de la imagen, Procesión y Fiesta de la Secreción, esta última era una celebración bailable (cuecas y valses chilotes), organizada por los cabildantes.
La información recopilada, seleccionada y analizada nos ha permitido entender por qué se realizó en Chaitén (localidad chilota hasta 1976), el año 1975, la Fiesta de la Primavera, titulada en la fotografía como Carros Alegóricos en Chaitén el año 1975.
Fue así como descubrimos que: La actividad registrada en la imagen era el resultado de un instructivo nacional, comandado por el Director Nacional de la Fiesta de la Primavera, Félix Vivero Díaz. Félix Vivero fue uno de los consejeros superiores del Consejo Superior, de los consejos de sedes y de facultades de la Universidad de Chile. El 9 de septiembre de 1973, la entidad, a través de una carta publicada en el diario El Mercurio, dirigida al presidente de la República de Chile, Salvador Allende, le instó a que hiciera efectivo su ofrecimiento de renunciar a su cargo.
A continuación, se presenta instructivo publicado el 1 de agosto de 1975, en boletín informativo Secretaría Nacional de la Juventud, en el que se ordenaba que la celebración debía ejecutarse en todo el país, teniéndose que cumplir todas las indicaciones señaladas, incluidas las fechas. Se adjunta imagen obtenida en memoriachilena.gob.cl:
A partir de la publicación obtenida, es posible deducir que la fotografía fue tomada entre los días 12 al 25 de septiembre de 1975, y que la actividad formó parte de las actividades nacionales definidas en un instructivo elaborado en dictadura.
Contextualizar esta fotografía es un ejercicio que nos permite abordar la imagen gráfica como documento histórico, con ello aportamos al conocimiento real y más profundo sobre los detalles de las comunidades. Es por esto por lo que tal vez, al entender mejor el contexto de la fotografía, la expresión del chofer del tractor, señor Gastón Montes Oyarzún, es más coherente de lo que podríamos haber supuesto en la primera mirada.
Algunas reflexiones sobre los hallazgos presentados: Encontrar al final de un patio material gráfico de Futaleufú, El Espolón, Palena y Chaitén fue una sorpresa y nos abrió a la posibilidad de mirar algunos detalles, preguntarnos por el presente de los sujetos fotografiados, por su vinculación con Chaitén.
Las fotografías nos aportaron datos concretos y simbólicos, de características culturales particulares, como lo era la celebración con carros alegóricos en plena dictadura militar a dos años de la desaparición de cuatro vecinos, y confirmación del asesinato de dos de ellos. ¿Qué importancia tiene para el relato la descripción de elementos patrimoniales marginales?: Ayudarnos a entender y conocer detalles que revelen a una comunidad ignorada por la mirada turística-cultural e institucional, por ejemplo.
Cenizas del volcán
Chaitén se nos presentaba como un espacio limpio, colmado de vegetación selvática y en pleno proceso de desarrollo local, acompañado de recuerdos y fachadas patrimoniales rescatadas. La erupción del volcán Chaitén era parte del pasado. Fue por eso tal vez, que nos sorprendió encontrar en una calle/esquina una casa abandonada con un letrero junto a la puerta principal clausurada, en el que se leía Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Miramos hacia el interior y no encontramos ni una sola repisa, mueble o signo que nos ayudara a imaginar cómo había sido ese lugar.
Las imágenes transmitían una lectura de abandono de todo aquello que – suponemos – no había sido considerado como importante, y que sin embargo, nos daba también la posibilidad de imaginar la participación cotidiana de una comunidad.
La casa olvidada
Seguimos caminando y encontramos en una calle lateral la discoteca llamada Discotheque MEGA, que tenía un par de bailarines pintados en la pared. Durante la visita no fue posible saber a quién perteneció, pero ya no funcionaba, estaba cerrada y sin embargo en el frontis era posible observar cinco banderas nuevas, moviéndose con el viento. Según contaban algunos habitantes jóvenes con los que se pudo conversar, en el camino que iba al cementerio, un par de “afuerinas” habían instalado un nuevo bar, un pub dirigido a los turistas y a los nuevos habitantes. De acuerdo con la descripción hecha por los observadores locales, era posible deducir que el nuevo lugar estaba destinado a satisfacer a un público de gustos más urbanos y “sofisticados”.
El final del recorrido nos dejó frente al Museo de Sitio, frente a una pequeña casa de estilo subsidio habitacional, forrada con latón oxidado, con la puerta abierta y con los vidrios de las ventanas rotas. Afuera un grifo hundido nos ayudó a darnos cuenta del impacto de la catástrofe del volcán Chaitén y del río Blanco, de la cantidad de ceniza y del movimiento terrestre que ahí había ocurrido: el pueblo se había hundido y no nos habíamos dado cuenta. Junto a esa pequeña casa se estaba construyendo una nueva vivienda.
El acceso principal estaba bloqueado por un gran refrigerador tirado en el suelo; cenizas, huellas de zapatos, pisadas de animales. En una de las habitaciones, que daba hacia la calle, vimos un sillón de mimbre y ropa tirada, cables eléctricos corrugados en el cielo. Al fondo estaba la cocina, se divisaba una gran ventana que miraba justo hacia donde estaba el volcán, a los cerros con abundante vegetación. Esa vista estaba intervenida por una nueva construcción.
No sólo el refrigerador nos impidió la entrada, también lo fue el pudor y el respeto que producía la observación de los elementos, que suponemos formaron parte de un cotidiano íntimo y privado.
Al igual que en la Iglesia Adventista, esta casa no había sido intervenida ni reconocida como un bien patrimonial o de interés turístico, razón por la cual cada uno de los detalles que se pudieron observar fueron el mejor y más claro testimonio del pueblo cotidiano de Chaitén pre-erupción.
¿Cómo la casa más sencilla podía contener tanto detalle, historia y testimonio? ¿Esta casa puede ser considerada un bien patrimonial? ¿Este inmueble, sus objetos sobrevivientes, registro familiar fueron inventariados como parte de la memoria chaitenina?
Frente a la hilera de fachadas con las que habíamos iniciado este recorrido, como testimonio vivo de la erupción, estaba esta casa forrada con latón.
Y al fondo, en la parte más oscura, nuevamente naturaleza viva junto a lo que presumimos eran los restos de una cocina.
La ventana de esa casa reflejaba parte de las nubes y del cielo; su vidrio roto (simulando un jinete) y la cortina de colores moviéndose con el viento, como si nada hubiera pasado.
REFLEXIONES FINALES
La visita a Chaitén nos despertó la necesidad de aprender a mirar para entender aquellos elementos y símbolos marginales, olvidados o desconocidos, que también forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de esa comunidad en particular. A medida que avanzamos en la ruta del conocimiento, se nos ha hecho cada vez más complejo cumplir el objetivo. Cuesta.
Los habitantes de Chaitén fueron víctimas de la naturaleza y de la institucionalidad central. Recordemos que la partida no fue fácil, muchos de los chaiteninos se negaban a dejar su tierra, pero la ciudad fue clausurada y tuvieron que partir, se dispersaron y pasaron a llamarse formalmente Desplazados de Chaitén. Luego, el Estado les ofreció comprar sus bienes raíces y les informó que la re-fundación de la ciudad se realizaría en un territorio cercano, llamado Santa Bárbara. Se presentó en 2009 un Plan Maestro, que contó con la participación del 5% de la población desplazada. En el Plan Maestro no se mencionaba el pasado, la memoria, sólo se hablaba en base a un futuro en desarrollo.
En abril de 2011, el presidente de la república Sebastián Piñera, informó que la decisión final era materializar la re-fundación, en el sector norte del mismo territorio en donde antes había estado la ciudad, el Estado ofreció vender los terrenos adquiridos (que habían pasado a ser fiscales), privilegiando a los antiguos propietarios y abriendo oportunidades para la llegada de nuevos vecinos. Entonces, durante la investigación, nos perdemos no sólo en la historia y el relato de los hechos, también nos ha confundido observar el desamparo que vivió esa comunidad y sus habitantes al verse enfrentados a cambios, contradicciones y “oportunidades” emanadas desde las autoridades. Suponemos que no todos los que quisieron regresar pudieron hacerlo; algunos tal vez, no tuvieron el dinero para poder comprar lo que les había pertenecido; o, con el dinero de la primera venta, habían adquirido una casa donde poder habitar, sin posibilidad de regresar. Otros, ya habían hecho el duelo y empezado a construir un nuevo proyecto de vida. No lo sabemos.
Durante nuestro recorrido, no encontramos ni un solo letrero que permitiera al visitante leer o informarse de la historia etnográfica de Chaitén. Sí, pudimos observar gran cantidad de emprendimientos turísticos que incluían caminatas hacia el volcán, alojamientos de diversos precios y calidades, pero nada más.
Analizar las fotografías de las fotografías nos abrió a la posibilidad de nuevas lecturas, al reconocerlas y descubrir que ellas son material histórico. Mirar por ejemplo la fotografía titulada “Carros Alegóricos de Chaitén” y encontrar que el punto más alto del carro es un bote con remos, que la mujer que está al final de ese carro adorna su vestuario con un collar presumiblemente de perlas, llevando un corte de pelo hecho por un/a peluquero/a, nos abre a la posibilidad de suponer que esa mujer no era chilota, sino que venía de la urbe, tal vez era esposa de algún militar.
Descubrir en otras reproducciones que uno de los niños identificados en la descripción inserta en el panel es hoy es un servidor público en Chaitén; que algunos de los fotografiados vendieron sus tierras después de 2011 y que otros las perdieron; que algunas y algunos – registrados/as sin nombre o identificación – se han transformado en modelos secundarios a exhibir y que, sin embargo, a partir de sus vestuarios, medios de transporte, construcciones arquitectónicas, etc., (observables en las fotografías) nos entregan datos significativos de una forma de vivir.
Ver la foto de la mujer peinando al niño nos entregó la posibilidad de acercarnos a un paisaje rural inmenso donde un patio como ese es impensable en las ciudades , mirar al fondo y encontrar una casa casi “desbocada”, irregular y alta, con tejuelas hechas a mano, nos invita a re-mirar, a imaginar una forma de trabajo y también de habitar. Esa sola fotografía nos lleva a preguntarnos sobre detalles tales como ¿Por qué peinar a un niño al aire libre? ¿Tenían espejos? ¿El baño era un espacio para la belleza o sólo era para uso fisiológico?
Ver al niño- adolescente en la Primera Comunión nos incentiva a revisar los estereotipos inculcados: vestuario urbano, zapatos, camisa presumiblemente blanca y pañuelo del mismo color, pero en piso de tierra; atrás, dos amplios peldaños a partir de los cuales se puede acceder a una casa, y entonces surge otra interrogante ¿El alto radier era por las lluvias o por la tierra? ¿El vestuario utilizado era la ropa que usaban los niños en Chaitén? ¿El rito de la Primera Comunión en Chaitén es parte de la colonización europea y religiosa?
Es por lo anterior que consideramos necesario profundizar el trabajo de la gestión cultural. Saber, por ejemplo, en qué lugar y contexto se capturaron las imágenes, importa.
Mientras estuvimos en la ciudad transitamos por tres mundos distintos: El primero estaba constituido por elementos vinculados al desarrollo, a las demoliciones de lo antiguo, de la creación de nuevos emprendimientos vinculados a los usuarios del turismo y al rescate de las fachadas; el segundo estaba conformado por algunos chaiteninos que habían regresado a su tierra y a sus hogares, y el tercero estaba construido de manera dispersa por aquellos elementos sobrevivientes al tiempo que formaron parte de un cotidiano local y que – a nuestro juicio – a septiembre de 2017, formaban parte de la memoria más marginal, que daba su lucha para que la historia de Chaitén no se olvidara tan fácilmente, o no se transformara en un producto anecdótico o souvenir.
El desarrollo de un pueblo puede destruir objetos, inmuebles, ciudades o incluso el arraigo a la propia tierra, pero mientras exista el relato oral (como los recuerdos de la señora Yolita, las enseñanzas de Angela, Zenaida, don José, Inelia, María) y la necesidad de reconstruir la memoria, será posible al menos, rescatar aquellos elementos y símbolos que conforman el Patrimonio Marginal, y, contribuir a la salvaguarda de ellos, como piezas que formaron parte de la identidad de una comunidad.
La situación descrita sobre el Memorial de los Detenidos Desaparecidos de Palena nos invita a reflexionar sobre la manera en que como país estamos re-construyendo memoria y patrimonio. Un detalle tan sencillo, como identificar y explicitar los nombres de las víctimas, señalar los sitios de detención con precisión, re-construir pequeñas biografías y su vinculación con las comunidades, nos ayudarían a salvaguardar los pueblos. Consideramos que entender parte de la historia, genera memoria social y fortalece la identidad.
En el ámbito de la arquitectura, cada uno de los inmuebles (analizados en el Museo de Sitio) nos permitió imaginar a personas y familias siendo parte de una comunidad que compartía ritos y costumbres; donde la cocina, por ejemplo, era un espacio social. Observar la fragilidad de las construcciones locales más antiguas, como es el caso de la casa observada en la primera fotografía analizada, nos acerca a la imperfección, tal vez incluso a la desprolijidad, pero también nos ayuda a dimensionar los que realmente significaba construir una casa, a mano, en la primera mitad del siglo XX. ¿Logramos imaginar lo que eso significa?
El silencio y aislamiento, efectos de la pandemia que vivimos desde marzo de 2020, han sido buenos aliados para re-construir fragmentos de la memoria histórica, a partir del des-cubrimiento de detalles que – consideramos – conforman el patrimonio marginal de Chaitén y de nuestro país. No ha sido fácil, hemos debido buscar en los lugares más insospechados y diversos para encontrar información que nos acerque a la vida cotidiana más allá de la superficialidad de una primera mirada.
Durante el estudio realizado sobre el Plan Maestro no encontramos ni un solo objetivo vinculado al reconocimiento, protección o salvaguarda de la comunidad originaria: los Williche, pioneros del sur de Chile. Al respecto valoramos y agradecemos las investigaciones de Jaime Ibacache quien, junto a sus compañeros de trabajo, nos comparte en Diálogo Antropológico de la Salud con el Chiloé Continental (ahora Palena), datos concretos de la presencia activa de esa cultura en Chaitén, así como también de conocimientos ancestrales, mestizaje y discriminación ejercida, esta última, por colonos más contemporáneos sobre los mapuche, previo a la erupción del volcán.
Han quedado fuera muchísimos elementos, es por esto por lo que dejamos las puertas abiertas para seguir investigando. Soñamos con que a partir de esta primera publicación podamos generar puentes para la memoria como herramienta sustantiva del patrimonio de las personas y las comunidades.
Los elementos y símbolos registrados, descritos y analizados invitan a reflexionar sobre una dimensión patrimonial que mira hacia adentro.
Para finalizar les invitamos a compartir sus reflexiones ante la siguiente consulta
¿Desde qué mirada estamos abordando el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI)?
Escríbanos a
Construir sabiendo de dónde venimos.
Orietta Grendi, directora
Agradecimientos
Para materializar la publicación Memorias de un Pueblo Olvidado: Chaitén, hemos contado con la valiosa colaboración de Angela Alvarado, José Gallardo, Zenaida Alvarado, Inelia Alvarado y María Edith Paredes. Sus conocimientos consuetudinarios, basados en el hacer y el vivir en el archipiélago de Chiloé, nos hay guiado para poder fortalecer la investigación. La ausencia de fotografías personales se debe a su propia decisión, por nuestra parte, lo respetamos. Desde el ámbito de la arquitectura, Pablo Espinoza ha contribuido al análisis estructural de viviendas presentadas en el estudio.
BIBLIOGRAFÍA
Barrientos, P, (1949). Historia de Chiloé, imp. La Cruz del Sur.
Delgado, G, (2005). Chaitén, su historia desde la Memoria. Caminante Libros.
Huneeus, T. (2005) Voces que habitan Chaitén, en Chaitén, su historia desde la Memoria Caminante Libros.
http://cdn.plataformaurbana.cl/wp-content/uploads/2010/04/1270556064_plan_chaiten_informe_final.pdf
https://patrimoniomarginal.cl/wp-admin/post.php?post=102&action=edit
https://es.unesco.org/creativity/sites/creativity/files/digital-library/cdis/Patrimonio.pdf
https://municipalidadchaiten.cl/images/pladeco/pladeco2016.pdf
file:///C:/Users/ogren/Downloads/26872-1-88879-1-10-20130412.pdf
https://www.sernageomin.cl/lacuarta-chaiten-diez-anos-despues-de-la-catastrofe/
file:///C:/Users/ogren/Downloads/301-607-1-SM.pdf
Felicitaciones, Orietta.
Felicitaciones Orietta Grendi. Me parece un espacio muy interesante y la forma como se var articulando el relato de estas historias locales, contribuye a fortalecer los códigos propios de las expresiones simbólicas de quienes son los protagonistas. El reconcimiento por ellos mismos – comunitaria e individualmente- es una herramienta que permitirá el constante desarrollo de los procesos socioculturales que les dan origen. Al mismo tiempo contribuye a evitar que tales bienes simbólicos (tangibles o intangibles) sean desprovistos de sus atributos y contextos y reducidos a la simple condición de «cosa» y, por extensión a la de «mercancía». Saludos. Víctor Contreras Scorsoni. Archivo Sonoro de Chiloé.
Se construyo el primer Museo de Sitio en Chaitén de Chile, sin embargo no cuenta con la descripción que proporciona este material de los inmuebles que preservaron. Me facino el trabajo de investigacion del Memorial de Detenidos Desaparecidos, lamentablemente a la fecha 2022 no ha sido restaurado.
Estimada Ankara, muchas gracias por su comentario. Hace pocos días visité nuevamente Chaitén y pude constatar lo que señala. A pesar de estar las piezas que forman parte del memorial, no hay placa informativa que dé cuenta de los hechos ocurridos en dictadura.
Orietta Grendi